Las dos estructuras han sido documentadas por un equipo de arqueólogos locales y de la Universidad de Alicante. Los restos del horno serían descubrimientos por José Antonio López Mira (Servicio Territorial de Cultura y Deporte de la Generalitat Valenciana) impulsando la realización de una cata arqueológica en esta zona. Como resultado de la misma se ha documentado, además de un horno, otros vestigios en las parcelas adyacentes que corresponden, mayoritariamente, en la época medieval y moderna.
El trazado de la muralla, situado en la calle Honda de Altea la Vella, había pasado desapercibido porque estaba oculto por una enorme cantidad de maleza y por la acumulación de escombros que se habían yendo depositando en la zona desde hacía décadas. El descubrimiento, 24 m de longitud y entre 2,4 y 2,6 de estatura, fue notificado al Servicio Territorial de Cultural y Deporte de la Generalitat Valenciana, órgano que activó su documentación arqueológica.
Tanto los trabajos de limpieza y de retirada de elementos que pudieran afectar la integridad de la estructura, como las tareas de registro fueron coordinadas por el arqueólogo local A. J. Pérez Prefasi y el historiador *À. Llinares Planells, descubridores de la muralla.
Aunque este sistema defensivo fue construido con la técnica del encofrado y ha aparecido un número de materiales cerámicos desde la época antigua hasta la moderna, los resultado obtenidos todavía su muy parciales. Sería necesario realizar una excavación arqueológica que confirmara su naturaleza y la cronología de los muros. A pesar de esto, podemos afirmar que se trata de un descubrimiento, el primer documento físico en Altea la Vella, que permite replantear el trazado tradicional propuesto para las fortificaciones de la villa, constituyendo, entonces, una pieza fundamental que hay que ser tenida en cuenta para cualquier estudio futuro sobre su recorrido y morfología.